Personajes: Ella, Venus, mujer bella. El, ejecutivo estrella, Apolo. El yate se llama Eolo.
Es un encuentro encubierto. Apolo espera en la cubierta del “Eolo”. Hace días que la cita fue hecha. El echa su mano al bolsillo donde guarda los zarcillos. El recuerdo de esa diosa lo acosa. La espera le quita el resuello, el corazón le estalla, la cabeza bulle, mas su impaciencia acalla cuando ella aparece en el muelle. Al pasar por la planchada, que tiene la alfombra arrugada, trastabilla y se clava una astilla en la pantorrilla.
Ya en el yate, él le alcanza una silla, una sombrilla , un te de manzanilla y cierra las escotillas; ella se abre el escote a riesgo de un catarro y muestra sus rodillas. Entonces, sueltan las amarras, se levanta el ancla, el barco zarpa, las olas se escarpan y oyen música de arpas.
Para que la nave incline su nivel y la mujer caiga hacia él, que está como timonel, da un golpe de timón y ella golpea en el timo de él. “Me has lastimado y timado. Creí que esto era más sencillo”, dice, y mientras la observa con los ojos de rabillo, pone en sus manos los zarcillos.
Ella los mira y calla, ”Bah, es pura quincalla”, piensa, aunque sonríe con astucia:
-¡Son hermosos, eres un pillo!... ¿Dónde está el cintillo?
El contesta con la mirada fija:
-¿Qué te crees fierecilla, que yo soy el premio de una rifa?
Ella, entonces, se despide, le da un beso en la mejilla y le deja su tarifa.
1 comentario:
mi mas sentido pesame para jose y su familia
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